Homenaje escolar al poeta alicantino el 14 de diciembre de 2017
Ayer, para que mis alumnos franceses
quinceañeros se aprendan unas cuantas estrofas del poema de Miguel
Hernández las desiertas abarcas
para después de las vacaciones navideñas, organicé por primera vez un homenaje al poeta en
mi aula con treinta alumnos.
En efecto me di cuenta el año pasado que incluso con alumnos
muy distraídos y algo reacios a aprenderse textos castellanos de memoria (porque solo creen en el móvil que llevan
en mano el día entero, como si
fuera un nuevo apéndice que les creció), el poeta alicantino calaba hondo y los conmovía de modo
extraordinario si una se daba la pena de empeñarse en instruirles un poco de su
vida, de su trágica trayectoria y de su inmenso talento.
Así lo hice
también este año y les canté a modo de jota el triste pero precioso poema de las
desiertas abarcas, inventando una melodía algo inspirada de la de Joan
Manuel Serrat[1], imitando
unos pasos de un baile de estilo jota con castañuelas o pandereta y animándoles
a aprenderse todo el poema para que nos disfracemos todos de bailadores de jota
y cantemos en coro el genial poema
tan musical, como bien lo decía
nuestro Verlaine : “música antes que nada, y para eso prefiere el (verso) impar”.
Para sorprender en instruir a los chiquillos puse la Tricolor en la pizarra y
enganché encima la camiseta azul con el rostro impreso de Miguel Hernández y los versos sobre la juventud, porque
“La juventud siempre empuja,
la juventud siempre vence,
y la salvación de España
de su juventud depende”.
Tras cantarles el
poema y entrenarlos a cantarlo conmigo, les pedí que pusieran flores tricolores ante el rostro del
poeta en un cubo preparado para la tarea,
uno por uno, como si estuviéramos ante un monumento. Lo hicieron todos
con gran respeto y emoción. Les di
las gracias y escribieron un
parrafito sobre la actividad de memoria histórica recién cumplida. Me
pidieron que volviéramos a organizar otro homenaje. Por lo tanto lo pensaremos
para el 22 de febrero, para el
poeta de Soria y Collioure y de
“ese sol de la infancia” ( su poema “Soñé que tú me llevabas por una blanca
vereda” se suele estudiar en Francia) o para el 14 de abril de 2018.
Espero que se hayan aprendido
unas estrofas de las desiertas abarcas para el mes de
enero y que siempre recuerden al poeta de Orihuela.
RM Serrano, profesora de español.
Las desiertas abarcas
Miguel Hernández
Miguel Hernández
Joan
Manuel Serrat
Francisco Curto
Toyo
Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.
-
Y encontraba los días
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.
-
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.
-
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.
-
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.
-
Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.
-
Ningun rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.
-
Toda gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.
-
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y unos hombres de miel.
-
Por el cinco de enero
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.
-
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis
abarcas desiertas.
Emocionante Recuerdo.
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