martes, 5 de abril de 2011

PEDRO SERRANO MERCHÁN

Pedro Serrano Merchán, 1951, con 70 años de edad.





Por una parte, no existió voladura de puente en la Torre de Esteban Hambrán, (como le acusaron a mi padre de haber animado a ello), aunque el Ayuntamiento estudió la forma de destruir el de la carretera de Santa Cruz, en caso de llegar los facciosos.

Por otra parte, mi padre, adicto a las izquierdas, no perteneció a partido alguno y en 1943 se le seguía persiguiendo como se ve en la sentencia 210, aunque ya hubieran fusilado a su hijo Eudaldo, mi hermano.

Por fin, mi padre defiende a mi hermana y seguramente le ayudaron a que le indultaran del destierro las influencias de ésta así como la defensa del abogado de mi tío Mariano Serrano ( hábil abogado al que le quedamos agradecidos después de tantos años). Yo no sospechaba que existiera este expediente de mi padre ya que eso ocurrió estando yo en la cárcel, de donde salí para el destierro a Valencia. Lo que perseguían era hacerse con las tierras de mi padre.

¡Cuánto debieron sufrir mis padres, aniquilados por el fusilamiento de Eudaldo, con aquella despiadada persecución!
Daniel Serrano Recio, (hijo de Pedro Serrano Merchán).

París, 1° de abril de 2011.


Mi abuelo, Pedro Serrano Merchán, cuya firma consta en la segunda página del " recurso de alzada por injusticia notoria" presentado por su abogado para intentar salvarle del destierro y de la pesada multa, era un hombre de izquierdas, culto, abierto, apasionado por la vida social y política de su pueblo.

Un amigo suyo tenía un molino de aceitunas, al que siempre le llevó las suyas mi abuelo, tenía vacas suizas y un toro suizo, cuyas crías eran preciadas por los campesinos, por mi abuelo también. Los intereses y quehaceres comunes trabaron entre ellos una fuerte amistad, a pesar de la ideología de sus yernos, ajena. Le ayudó cuando las derechas y los falangistas, ebrios de poder y de ansias de venganza, denunciaban y fusilaban, se apoderaban de los bienes de los desterrados. Sin esa ayuda, es probable que se hubieran apoderado de las tierras y de la casa de mi abuelo. Lo trágico es que éste tuviera que mencionar a su hija Carmen, ex-monja, que por poco muere de hambre y enfermedad en el convento de Toledo hacía 1925 o 1927, del que tuvo que salirse (era un gran honor tener una hija monja en la Torre de Esteban Hambrán en aquel entonces, hubo varias mujeres fanatizadas por los "monjeros", que venían a las casas a hacer su propaganda y a abastecerse de víveres), y a la propaganda, que equivocada, hizo en contra de su propio hermano Eudaldo, candidato del Frente Popular, fusilado en marzo de 1941. La sentencia en contra de mi abuelo empezó al parecer en diciembre del 41. O sea que no se conformaron los fascistas con el hijo, también querían aniquilar al padre, labrador acomodado, cuyo único hijo joven y soltero (mi padre) estaba en la cárcel.

Muchas familias de la Torre tienen una historia tan trágica, con ramas de derechas y ramas de izquierdas. Pero lo que prevalece es el silencio.
Rose-Marie Serrano, París, 6 de abril de 2011.

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