“Amar es actuar”
escribió Víctor Hugo[1]. La
filosófica frase del escritor francés reza en la fachada del liceo Víctor Duruy
del 7° distrito de París, donde paseo a menudo.
Me encantan allí
ciertos edificios con increíbles fachadas de la calle Varenne, los portales de
la calle Barbet de Jouy con picaportes o aldabones pesados, que me
recuerdan los de las casas pudientes de la calle Real de cierto pueblo
toledano, los leones esculpidos al lado de la librería del Bulevar de los
Inválidos, el monumento a François Copée donde descansan las palomas parisinas,
enfrente del puesto de flores “Monceau fleurs”. En ese distrito se codean la
tradición más rancia y refinada y la modernidad geométrica y fría del edificio
del Consejo regional de la calle de Babylone, esquina con el Bulevar de los Inválidos, donde se leen
actualmente carteles con fotos de jóvenes : “liceos abiertos sobre lo
internacional” reza hoy un cartel con una joven sonriente llevada a hombros de un joven. La torre de la
delicada iglesia Saint-François Xavier pone su nota vertical en el paisaje, haciendo juego con la Torre Montparnasse al fondo, entre árboles que ya
perdieron su follaje. La panadería
pintoresca de los Inválidos, al lado de los jardines colgantes de un
edificio moderno de la avenida de Villars, que semejan el sueño de un
arquitecto ducho en quimeras babilónicas, los Burgueses de Calais de bronce en
el jardín del Museo de Rodin, la fachada increíble del ministerio de
Agricultura y …la calle Monsieur, esquina con la de Babylone. Al final de esa
calle ondea una bandera roja con estrellas, me acerco, intrigada, pasando
delante de varios edificios aristocráticos como el Hotel de Bourbon-Condé. Me
detengo delante del poste con inscripción histórica : “…en 1778, el arquitecto
Brongniart obtuvo la autorización de abrir la calle Monsieur en un terreno… allí edificó varios hoteles, entre ellos el de Bourbon-Condé para la
Princesa Louise-Adélaïde de Bourbon-Condé.” Esa “princesa vivió en la calle
Monsieur hasta 1789”. “Al volver de la emigración fundó” un convento. O sea que
se exilió dicha princesa, cuyo majestuoso hotel es ahora vecino del edificio del de la República
popular de China, en el que ondea una soberbia bandera roja con estrellas.
Cerca de la Asamblea nacional de la República francesa, se encuentran, pues,
calle Monsieur, el Hotel Bourbon-Condé y una de las embajadas parisinas de la
República popular de China.
¿ Por qué no soñar, aunque
no seamos chinos, en este año 2018, que se hubiera exiliado Monsieur o sea
el Señor Hermano de Louis XVI,
futuro Louis XVIII, que vivió de 1755 a 1824 y que, por algún milagro administrativo inaudito, la calle Monsieur del 7° dsitrito de
París pasara a denominarse, para
regocijo de los demócratas y republicanos españoles (y también de algunos
franceses), calle de los Republicanos españoles, reducidos por ahora a
conformarse con la del proletario barrio de la ciudad de Bobigny, en las
afueras de París, muy bella y larga calle, pero alejada del casco urbano y algo aislada en barrios
nuevos ?
¿ Por qué los Republicanos españoles, grandes y primeros heroicos
luchadores contra el fascismo no podrían tener como la República popular de
China, un sitio selecto en un distrito aristocrático de París en 2018 ?
¡ No dejemos de soñar ¡
París, 10 de enero de 2018
Rose-Marie Serrano (Amigos de los Republicanos españoles de Región
parisina)
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