domingo, 15 de febrero de 2015

APASIONANTE Y CONMOVEDORA CONFERENCIA DE PABLO IGLESIAS NÚÑEZ SOBRE LA DEPORTACIÓN EN EL LÍCEO DE PANTIN, REGIÓN PARISINA.


  Tras leer con nuestros alumnos de Bachillerato de español una página del testimonio de Mercedes Núñez Targa, republicana española deportada a Ravensbrûck, tuvimos la suerte de recibir en nuestro liceo de las afueras de París al hijo de dicha deportada, Pablo Iglesias Núñez, quien expuso a nuestros alumnos de unos diecisiete o diecicocho años unas realidades hoy en día difíciles de concebir para nuestra juventud sobre aquel sistema de exterminio.



   He aquí unos pocos apuntes sobre lo que nos expuso en una hora, con gran dominio del tema y abundancia de documentos históricos,  con fondo del Cant dels ocells de Pau Casals :

123.000  mujeres y niños fueron deportados a Ravensbrûck.

Las primeras deportadas a Ravensbrûck, inaugurado en 1938, fueron alemanas. Fueron deportadas quienes construyeron la carretera en aquella terrible zona pantanosa.  Iban cinco por fila, custodiadas por SS y perros. Las mujeres SS eran peores que los hombres.



Había triángulos de todos los colores, cada uno para cada una de las infernales clasificaciones nazis. Los republicanos españoles, por obra de Serrano Súñer,  eran « apátridas ». Llevaban el triángulo azul.

Alemania pidió mano de obra a Francia y 927 niños y ancianos fueron deportados con el convoy de Angoulême en agosto de 1940.

Había 23 barracas de madera. Soportaban hasta 20 grados bajo cero en invierno.

Entre los dibujos de Violette Rougier-Lecocq (francesa deportada) unos representan el campo de selección, las mujeres sanas iban a trabajar. Ravensbrûck fue construido por deportadas. Tenían jornadas de doce horas. Los nazis habían previsto nueve meses de rendimiento.

Había  talleres de 70 empresas, algunos a diez km. En Siemens utilizaban niños en la fabricación de los componentes electrónicos. Se fabricaban telas para los uniformes del ejército alemán.

Los magnates  herederos de hoy no han sido desposeídos.

Alrededor del campo los SS vivían con su familia.

Las mujeres SS, con sus perros,  eran más duras que los hombres.

Himmler, el jefe de los campos de concentración, visitó el campo en marzo de 1941.

En la plaza del « Appell » las deportadas se quedaban entre dos y diez horas. Las contaban y volvían a contar para averiguar que no había escapado ninguna.

Lo más duro, según Mercedes Núñez, era la situación de los niños y el « appell ». Llevaban una cruz pintada en la espalda, indicando la situación del corazón.

El médico SS Gebhart hacía experiencias, como quitarles la médula a los huesos de las piernas, quitar músculos.

El rulo de 800 kg era arrastrado por las deportadas, a veces se les escapaba y las aplastaba.

El «búnker» era una celda de castigo. Mercedes pasó en él una semana.

El pasillo de las ejecuciones permitía a los nazis ahorrarse balas, varias deportadas eran asesinadas con una sola bala. Las ahorcadas se quedaban en la horca el día entero para que las vieran.

En la cámara de gas se usaba el gas zyklon.

En los hornos crematorios se metía a  tres presas a la vez porque estaban escuálidas. Sus cenizas eran tiradas en el lago.

Mataron a 92.000 mujeres y niños. Una parte de los campos de concentración y exterminio fue liberada por los soviéticos.

Había veintitrés nacionalidades en Ravensbrûck pero había solidaridad. Además las deportadas hacían sabotajes en la fabricación de los obuses: rayándolos ya no servían. Robaban hilos de los trapos para fabricar pequeños juguetes.




Cifras de muertos en diferentes campos de concentración nazis.

Buchenvald - 56.000.
Ravensbrûck - 92.000.
Sachsenhausen - 100.000.
Dachau - 32.000.
Auschwitz -  4.000.000.
Treblinka - 800.000.
Mauthausen (el campo de los españoles) - 122.766. (4.800 muertos españoles de los 7.000 deportados allí)


Citando al portugués Saramago: «Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos, sin responsabilidad quizá no merezcamos existir».

 Pablo Iglesias nos enseñó un cartel donde ponía : «Plus jamais ça» (« Nunca más eso »).


Se dice que no se sabía que existían los campos de concentración. Pero en 1934 en la revista « Lecture pour tous » salía una foto de los « trágicos campos », con un artículo que contaba lo que pasaba en Dachau. También citó Pablo Iglesias los « Cahiers du  Rhône » de 1946 de Germaine Tillon y varias otras publicaciones L’Affiche Rouge  del 21 de febrero de 1944, en la que se presenta a los  resistentes FFI-FTP-MOI como « terroristas ».

En el libro de Mercedes Núñez, « La valeur de la mémoire » (« El valor de la memoria ») , se recuerda que en los años 30 Hans Beimler hablaba del « campo de asesinos de Dachau ».

Pablo Iglesias nos enseñó el mapa de los maquis en Francia. Su madre, Mercedes, estuvo en la quinta Agrupación de guerrilleros del Aude. Fue sargento FFI-FTP-MOI.



En « Regards » de 1945 se publicaron fotos de Paco Boix.

En el momento de la Liberación hubo gran confusión. Un traductor de los nazis se escondió entre los resistentes pero fue desenmascarado y Mercedes Núñez  fue testigo en su juicio.




Pablo nos enseñó también los brazaletes de la Resistencia, con la cruz de Lorena y la bandera tricolor española añadida al lado.

Dijo que no fueron los americanos quienes liberaron París. París se liberó con  sus propias insurrecciones. La Nueve llegó después de la liberación, se los engañó: pensaban irse a España después.



Al pie de la Tour Montparnasse hay una placa a los resistentes de París que no estuvo durante 60 años ».

   Después de este breve pero muy documentado recorrido por la Historia de aquellos años trágicos, se le hicieron al conferenciante español algunas preguntas, entre ellas:

-       ¿ Cómo ve Ud el regreso de la República ? (a éste respecto tedremos que leer el parecer de Jean Ortiz, quien acaba de publicar « La République est de retour » (« Vuelve la República ») Nos contestó que lo ve difícil, que algunos dicen : «Soy republicano pero también soy juancarlista ya que Juan Carlos salvó la democracia». Añadió también que una república burguesa no interesa. Podemos no se pronuncia a ese respecto y eso, dice Pablo Iglesias Núñez, es inquietante.

-       A una pregunta personal contestó : « Cuando los deportados llegaron a París se les dio un paquete en el Lutetia a los hombres, no a las mujeres. Muchas familias no se encontraron. Cada nacionalidad tenía sus ambulancias pero los españoles no tenían nada. Ravensbrûck fue liberado el 30 de abril,  el de Leizpig, donde estaba Mercedes, el 14, día de la República. Hasta el 25 de mayo los españoles no tuvieron destino ».

   Después de contestar las preguntas,  Pablo nos dio las gracias como se las dimos a él por el emocionante discurso tan documentado sobre tan triste capítulo de la Historia de la humanidad pero que no debe caer en el olvido. Hay que transmitirlo a los jóvenes -y los nuestros estuvieron muy atentos e interesados-  para que no vuelvan a ocurrir semejantes atrocidades.



   Una chiquilla muy estudiosa y aplicada nos sacó una foto y quiso adquirir  el libro « El valor de la Memoria », prueba que el mensaje había hecho mella.


Rose-Marie Serrano, Pantin, 13 de febrero de 2015


La juventud tiene que conocer su pasado para comprender el presente y construir el futuro.



  
TESTIMONIO DE MERCEDES NÚÑEZ

“Como tantos miles de españoles anónimos que marcharon exiliados a Francia tras la derrota, consideré, cuando se produjo la ocupación nazi, que mi deber era no aceptarla. Nuestro propio combate continuaba en tierra de exilio.

Enlace de la 5ª Agrupación de Guerrilleros Españoles, fui detenida por la Gestapo en mayo de 1944. Empezó entonces una larga odisea: prisión militar alemana de Carcassonne, fuerte de Romainville, campo de Sarrebruck, horrible viaje de cinco días en un vagón de ganado, cerrado y precintado, con 53 mujeres hacinadas, sin comida, sin agua, sin más respiración que la de un ventanuco recubierto de alambre de espino. Y, finalmente, la llegada a Furstenberg, recibidas por SS, machos y hembras, y feroces perros, que, entre empujones, bofetadas y latigazos, nos llevaron a pie al terrible campo de Ravensbrück, donde nos aguardaba, no lo que tanto ansiábamos, bebida, comida y reposo, sino doce horas en posición de firmes, en la más estricta inmovilidad. Es el “appell”.

En Ravensbrück se hizo la brutal selección: las jóvenes, las fuertes, a los “kommandos”, a trabajar hasta el aniquilamiento para los magnates de la industria alemana; las ancianas, las lisiadas, las enfermas y las embarazadas, a la cámara de gas.

Seis mil mujeres de todas las nacionalidades de Europa, -ocho españolas entre ellas: Constanza Martínez Prieto, Carme Boatell, Mercedes Bernal, Marita, Elisa Ruiz, María Ferrer, llamada Contxita, María Benitez Luque y yo, llamada Paquita -, procedentes de Ravensbrück, marchamos a Leipzig, a trabajar en una inmensa fábrica que producía obuses, el “kommando” HASAG.

La idea de que íbamos a producir obuses para matar a nuestros propios camaradas de lucha nos era tan insoportable que nos dispusimos, costara lo que costara, a sabotear conscientemente la producción; y así se hizo, no sin correr altos riesgos. Es más. En la propia fábrica realizamos una demostración de nuestra calidad de presas políticas al negarnos a aceptar unos bonos con los que pretendían pagarnos ante los escasos obreros alemanes, a los que nos presentaban como delincuentes que se rehabilitaban por el trabajo. La acción fue previamente concertada y ni una sola de las seis mil mujeres falló. Todos los alemanes no eran nazis y aquellos obreros bien lo demostraron aquel día al manifestarnos en general su inequívoca simpatía.

¿Cómo lograsteis supervivir? – nos preguntan a menudo – Y no es extraño que lo pregunten. Trabajando doce horas al día a un ritmo de locura, con trabajos duros, malsanos, peligrosos, comiendo una triste sopa a mediodía, soportando diariamente dos y más horas en posición de firmes, con frecuencia bajo la nieve o con temperaturas de veinte grados bajo cero, bajo la amenaza constante de la cámara de gas. Y sin embargo hubo supervivientes. ¿Cómo fue posible? En primer lugar, jamás nos consideramos como víctimas indefensas, sino como combatientes, que, en una muy desfavorable situación, continuaban sin embargo en la brecha. Hubo esencialmente la entrañable solidaridad entre las presas, que no vacilaban en desprenderse de una ínfima porción de su mísera comida en favor de una compañera agotada. La dura vida del campo fue una inolvidable escuela de lucha, de solidaridad, de internacionalismo.

¿Odio al pueblo alemán? Rotundamente, no. Jamás las españolas confundimos al pueblo alemán con los asesinos nazis y sus amos. Los antifascistas alemanes de la Thaelmann y de la Edgar André no habían escrito en vano esa lección con su propia sangre. Nunca podremos olvidarla”.


ENTREVISTA A MERCEDES NÚÑEZ (TVE Catalunya, marzo de 1986)

Mi libertad es un mundo de justicia, donde todo el mundo pueda vivir, donde no haya guerras, donde no se cometan injusticias, donde nadie pase hambre. Eso, para mí, es la libertad

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