Tras preparar esta mañana tres ramos tricolores para un paseo memorial por los alrededores de París, con tantas placas que honran a republicanos y resistentes, me fui por la calle Maurice Lachâtre de La Courneuve, donde ya asoman las flores por algunas verjas, ansiosas de primavera, hacia el barrio de Drancy donde, gracias al alcalde Maurice Nilès, existen dos calles que conciernen a los Republicanos españoles. Sin prisas, lo que es un lujo, pude leer los carteles. Maurice Lachâtre fue, según el cartel del poste sito en Drancy un “escritor de la escuela comunista” y según el de La Courneuve, “un editor francés”. Cruzando la calle de Giuseppe Garibaldi, vi el cartel de la calle Paul Richez (resistente y deportado), a cuya madre conocimos ya anciana en Drancy, antes de que se fuera a vivir a la residencia Gagarine. Enfrente de la calle Jean-Pierre Timbaud, fundidor y sindicalista francés fusilado en 1941, está una panadería con una placa a Julián Grimau. Puse las flores en el poste donde está grabada la inscripción “Julián Grimau, tipógrafo, republicano español, ejecutado por los franquistas en 1963”.
Después me fui para la calle Daisy recordando el Hogar Daisy, que fue hogar y centro cultural y militante para el barrio (adonde mi padre nos llevó a ver la película “Las uvas de la ira”, de la novela de Steinbeck, The Grapes of Wrath) porque el alcalde comunista, Maurice Nilès, era muy atento con los republicanos españoles : en el barrio vivía Mercedes Núñez Targa con su familia, a la que condecoró con la legión de honor.
Un gato muy curioso se paró graciosamente a verme sacar fotos del hogar y de la escuela de párvulos enfrente. Iba a entrar una joven y le pregunté si el edificio no era también el colegio Paul Langevin. No me entendió y le repetí la pregunta en inglés, a lo que contestó que no sabía, que era de Ucrania. Le dije en ruso que yo hablaba el ruso y extrañada, me entendió. Nos despedimos en ruso. El colegio Paul Langevin, en el que estuve unos días al llegar de Toledo, como hoy llegó esa joven ucraniana, está al lado, enfrente del hogar.
Al lado del hogar me atrajo un buzón muy original y me llamó la atención un precioso arbolito con flores rojizas, tesoros para pintores impresionistas.
Para regresar cogí la calle de nombre curioso “de los Galopins” (o sea de los tunos o granujillas, tal vez los hubiera o se refiere al propietario de un lujoso bar parisiense), perpendicular a la de Cristino García (“resistente español fusilado en 1946 por el régimen de Franco”), y que se prolonga por la de Jules Verne, en la esquina de la cual reza un cartel que del 20 al 23 de marzo en el Casino de París habrá un “Concierto Homenaje a la música cubana”, que bien me gustaría ir a escuchar pero la huelga de transportes debida al problema de la ley de jubilaciones no lo permitirá. Lástima porque se tocarán “Bésame mucho” y “Hasta siempre Comandante” entre otros bellos cantos.
Aún pasé por la calle Armand Carrel, periodista político, quien conspiró contra los Borbones y luchó en España en 1823 con los constitucionalistas, o sea con el general Rafael del Riego, asesinado en Madrid en 1823. Armand Carrel, por quien me nació al enterarme de ello una pasión, murió en duelo en 1836, por amor y honor, como el romántico Pushkin.
Pasé también delante de la residencia de la Resistencia edificada cuando gobernaba Drancy Maurice Nilès.
Tras apearme a sacar fotos a los preciosos arbolitos florecidos enfrente, me dirigí a Bobigny a poner flores a Picasso y a Pablo Neruda, cuyo Nuevo canto de amor a Stalingrado, gran joya de la poesía en castellano compuesta por el noble chileno, me deslumbró desde hace unos días que llevo aprendiéndola y cantándola al estilo de “El oso” del argentino Antonio Birabent.
En Bobigny puse el ramo tricolor en la verja del café llamado el Taller de Picasso (L’Atelier de Picasso), cerca de la Casa de la Cultura, donde recuerdo estuve viendo una estupenda escenificación de la obra teatral Ay Carmela hace ya años. Después me fui para la avenida Salvador Allende, donde vi una estela con placa de mármol que rezaba que el presidente de Chile “se suicidó el 11 de setiembre de 1973”. Cerca se encuentra la sala de fiestas y banquetes llamada del nombre de su gran amigo y apoyo, el genial poeta su compatriota, Pablo Neruda. Puse las flores en la puerta al no encontrar otro sitio. Espero se ponga un anillo para poder llevarle flores a menudo.
¿ Cómo no admirar esos versos salidos del alma :
“Los que España quemaron y rompieron
dejando el corazón encadenado
de esa madre de encinos y guerreros,
se pudren a tus pies, Stalingrado”.
Y también éstos :
“La esperanza que rompe en los jardines
como la flor del árbol esperado,
la página grabada de fusiles,
las letras de la luz, Stalingrado” ?
Con Pablo Neruda se acabó hoy mi recorrido de la memoria cerca de París.
Rose-Marie Serrano (Amigos de los Republicanos españoles en Región Parisina), 17/03/23.
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