domingo, 19 de diciembre de 2021

FLORES TRICOLORES PARA FEDERICO GARCÍA LORCA Y SAMUEL PATY



    Hoy, 18 de diciembre, Día internacional de los migrantes, yendo a París a buscar unos libros, entre ellos el muy serio y documentado de Paul Preston, Franco y los artífices del odio, arquitectos del terror  y el fantasioso e ingenioso de Lydie Salvayre, Rêver debout (o sea Soñar de pie, si me permito traducir así el título de la novela), pude admirar de nuevo las bellezas de la capital francesa y encontrarme con unos españoles muy atareados.


    

Primero estuve comprando flores cerca de la plaza de Estalingrado para ponerlas en las placas parisinas de Federico García Lorca y de Samuel Paty.




   Al marcharme con los preciosos ramos, la oí,  a otra clienta que acababa de llegar,  pedir las flores preparadas al nombre de “Ródenas” y me paré, sin atreverme a preguntarle si era pariente del capitán Ródenas, quien lideró, creo,  la ofensiva de Extremadura al final de la guerra de España. Debí habérselo preguntado pero quizás por Internet se entere que en París se ponen flores tricolores a Federico, a La Nueve, a los resistentes españoles. La idea de los Amigos de los Republicanos españoles en Región parisina, es, en efecto, unir a los últimos exiliados y a sus descendientes y amigos sin pararse en diferencias ideológicas, sino con base a la esperanza de la vuelta de la República a España.

   Quizás se entere, pues, esa señora de la floristería llamada Ródenas, que hoy, por una maravillosa mañana soleada, a orillas del Sena majestuoso, en el espacio dedicado al poeta granadino, se le homenajeó con los tres colores de la bandera republicana española, como también al héroe y mártir francés de la laicidad, Samuel Paty, en el jardín recién dedicado al profesor de historia y geografía, frente a la Sorbona.

   La laicidad es, en efecto,  una de las grandes conquistas de nuestra República francesa y lo fue también de la española, siniestramente agredida por fascistas y católicos acérrimos,  ligados monstruosamente en contra de la inteligencia, como bien lo entendió el filósofo Unamuno.  El Comandante Robert (José Antonio Alonso Alcalde, héroe de la liberación de Foix), y no es el único,  admiraba al presidente don Manuel Azaña, entre otras razones por su obra revolucionaria en materia educativa y en lo tocante a la laicidad.



   Al llegar a la plaza de la Liberación de París, adonde llegó el 24 de agosto de 1944 la Segunda División Blindada del General Leclerc con sus combatientes españoles de la Novena Compañía, oí hablar castellano ante las magníficas iluminaciones del Ayuntamiento. Era un grupo de veinte o treinta turistas españoles al que el guía explicaba que podían dispersarse y hacer fotos libremente un rato. Tras saludarlos en la lengua de Cervantes les propuse acompañarme al otro lado de la avenida a ponerle flores a la placa del poeta asesinado en Granada. 



   Pero el guía, quién explicó entonces que también estaba cerca el jardín de los combatientes de la Nueve, dijo que no era posible porque tenían un día muy cargado. Entonces me despedí  con un “tant pis” (tanto peor),   un “¡Viva la República!” y un  “¡Viva la laicidad !”, tras mencionar que mi segundo ramo tricolor era para el profesor Samuel Paty.



  Al estar colocando las flores para Federico,  se paró a mi lado una pareja francesa que  estuvo muy interesada y a la que expliqué quién fue Federico, que le mataron los fascistas españoles y que es lástima que aún no se haya apartado la papelera que está al lado de la bonita placa, lo que ignorará  sin duda alguna la Señora Alcaldesa de París.




  Satisfecha del homenaje solitario pero emocionante ante el Sena, me fui, pasando por el jardín de la Nueve hoy abierto, desde el que se veía la Torre de Notre -Dame,  para mi librería favorita, L’Harmattan, donde Acacia Condès presentó su libro Routes, une histoire d’engagements, como suelen hacer los escritores a los que publica la editorial, a por el libro de Paul Preston.





   Coloqué las flores bajo la placa a Samuel Paty,  al pasar por el jardín antes dedicado a la loba romana, al lado del museo del Medioevo, frente a la Sorbona. ¡Qué bien que el profesor mártir por haber enseñado caricaturas de Charlie Hebdo, que tantas dibujó contra el dictadorísimo, tenga en París un lugar de homenaje digno de su valentía ! 


   

Al volver con el libro de Preston, de regreso por la calle des Ecoles, en otra gran librería,  vi la portada del libro de Lydie Salvayre, con la efigie de Don Quijote y entré a por él. Nada me suele atraer tanto como el semblante del “ingenioso hidalgo de la Triste Figura”. Traduje en el metro la primera página, apasionante.   En el cine Le Champollion echaban una retrospectiva de las pelis de Almodóvar.



   En Saint-Michel había un estupendo mercadillo de Navidad, con el puesto de una artista haciendo placas callejeras de fantasía. Le encargué una extraordinaria. Los turrones navideños (o sea “nougats” con frutas y almendras)  parecían suculentos, pero  lamento que no hubiera churros ni ante el iluminado Ayuntamiento de París ni en la plaza Saint Michel.



    Así fue hoy, Día de los migrantes, mi agradable paseo por la bellísima y cautivante París.

¡ Honor y gloria a Federico García Lorca y a Samuel Paty !

París, 18 de diciembre de 2021


1. Rose-Marie Serrano (Amigos de los Republicanos españoles de Región Parisina)  Escribe Lydie Salvayre dirigiéndose a Miguel de Cervantes : “¿ Es insensato considerar que la literatura no es letra muerta…sino más bien letra viva, ardiente, experiencia íntima que trastorna la vida? ¿ Es insensato rebelarse contra las asquerosidades de las que somos testigos y arremeter contra ellas con  los medios de los que se disponga, incluso si uno arriesga romperse la crisma ?¿ Es insensato querer ser la muralla y el apoyo de los desheredados de toda índole arriesgando disgustar a la Santa Hermandad, quien vela por que nada perjudique a su Muy Santa Iglesia como a su Muy Católica Majestad?”


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