104 años de dignidad y principios republicanos.
El 27 de setiembre de 2024 rendimos homenaje a mi padre, Daniel Serrano, en el cementerio parisino del Père-Lachaise, unos cuantos amigos, entre ellos Enriqueta de La Cruz, presidenta de ACMYR, venida con su esposo de Granada. El homenaje a los fallecidos en dicho cementerio parisino es breve. Solo tiene que durar treinta minutos. El nuestro fue intenso. Se vieron fotos de Daniel, en su jardín, en sus charlas con amigos y camaradas, en sus viajes a la Torre de Esteban Hambrán, a Madrid o Galicia, en sus actividades de militancia republicana por los sitios simbólicos de la Región Parisina, mientras los amigos leían cada uno un texto representativo de la personalidad del anciano, empedernido republicano español, que nos dejó el 22 de septiembre.
Se le colocó encima del ataúd, como lo deseaba, la Tricolor y la bandera comunista con hoz y martillo. Se leyó no solo su ajetreada biografía (ya que, nacido en 1920, luchó por la defensa de la República desde Brunete, Pico y Pala y Teruel hasta la ofensiva de Extremadura; conoció la represión franquista y el destierro y por fin se exilió a París), sino también textos de su ilusionada infancia de niño escolarizado con el famoso maestro don Juan Antonio Moyano, tan querido de sus alumnos que se le dedicó una calle (Erase un sabio que un día, fábula de Samaniego, Era un jardín sonriente de los hermanos Quintero), los poemas que le dedicaron Arturo del Villar (Coral para Daniel Serrano en su 103 cumpleaños, todavía en el exilio parisiense) y Juan Ortiz (Para Daniel Serrano), ambos traducidos del castellano o del francés.
Los amigos participaron leyendo francés o castellano y Susana Arbizu (codirectora con Henri Belin del documental No darse por vencido para el cual Daniel viajó a su pueblo, a Madrid, a Talavera y a Alta Saboya), dio su espléndida traducción castellana del resumen de Rose-Marie titulado “Lo que le gustaba a Papá”:
Lo que le gustaba a Papá, por Rose-Marie Serrano.
A Papá le gustaba la política, Lenin y su país de los Soviets.
A Papá le gustaba Goya y su maja, tanto desnuda como vestida, el Louvre y la Mona Lisa, La Torre Eiffel, la ópera y la zarzuela (Carmen, Los de Aragón), Jean Ferrat, Nathalie de Gilbert Bécaud, Mireille Mathieu, Los compagnons de la chanson, el tango (Sus ojos se cerraron, él vino en un barco, mis Buenos Aires queridos, el rosal florido que cantaba con Mamá), Aznavour y la Mamma, los cantos revolucionarios, las películas de las de Charlot, Espartaco, Guerra y paz y Las uvas de la ira.
Papá amaba a su hermano Eudaldo, la reforma agraria de febrero del 36 y la República española.
Papá amaba la cultura que habían traído los maestros de escuela de la segunda República, como su maestro don Juan Antonio Moyano, a su pueblo toledano, la Torre de Esteban Hambrán. Recitaba los textos aprendidos en 1931: las fábulas de Samaniego (Erase un sabio que un día..., (un sabio que se quejaba de no tener para comer más que hierbas salvajes pero que se consoló viendo que otro sabio recogía las que él tiraba), el poema El jardín sonriente de los Hermanos Quintero y muchos más.
Papá amaba las tierras de la Torre de Esteban Hambrán y nuestros jardines de las afueras de París.
A papá le gustaban la paella, el jamón serrano, los mazapanes toledanos, el arroz con leche y canela de Mamá cuya receta le había transmitido su suegra Mercedes. Papá quería a Mamá. Mamá era un poco como Francia. A Papa le gustaba la Marsellesa, amaba la Revolución francesa y la Comuna de Paris.
Papá fue feliz en Francia.
Papá era un republicano español.
(Traducción de Susana Arbizu)
Y desde la gestión de este blog decir que Papá amaba a Rose-Marie.
Se escucharon unas músicas favoritas de Daniel como Nathalie de Gilbert Bécaud, La montagne, de Jean Ferrat. Se le escuchó cantar “A votar se marchó la Tomasa”. Por fin se escuchó el Himno de Riego, que los hispanohablantes cantamos con alegría.
Fue una breve pero bonita despedida de nuestro camarada Daniel, quien se fue con la Tricolor arropándole dentro del ataúd, y con la chalina tricolor que solía lucir en los homenajes numerosos a republicanos y comunistas en los que participó.
Enviaron flores su familia de España con los versos de Víctor Hugo (No estás ya donde estabas, pero estás en todas partes donde estoy/ Tu n’es plus où tu étais mais tu es partout où je suis); la muy fraternal y solidaria camarada Jany; las trajeron (tricolores con lazo dedicado “a nuestro camarada Daniel”) Paul y Agnès de parte también de Elsa y envió una enorme y bonita cesta la Amical de la Resistencia española de Alta Saboya, de Annecy, adonde Daniel acudió a homenajear a su paisano Avelino Escudero Peinado, asesinado por la milicia de Pétain al bajar del plató de los Glières.
Enriqueta de La Cruz trajo para la ceremonia una flamante bandera comunista española y unas preciosas flores de Granada. Escribió un fraternal artículo publicado por Republicanos.
Henri explicó, cuando charlamos algunos de los presentes en el bar vecino, después de ir a depositar las flores al monumento a los españoles, que en su película, la personalidad enérgica y coherente de Daniel fue el gran atractivo.
Fueron muchas las asociaciones de compañeros republicanos, de España y de Francia, que dieron el pésame “a Rose-Marie y a toda la familia, camaradas y amigos”. También presentaron sus condolencias compañeros de distinta ideología, conmovidos y admirativos de la tenacidad y de la coherencia de nuestro padre, gran luchador republicano español. A todos, nuestro más sincero agradecimiento.
¡ Viva pues la Tercera República, que será, cuando llegue, el mejor de los homenajes para quienes lucharon en España y desde el exilio !
París, 28 de setiembre de 2024.
Rose-Marie Serrano.