Tras haber constatado el año pasado por esta fecha del 25 de agosto el olvido de la División de los españoles republicanos del General Leclerc que entraron, los primeros en París el 25 de agosto de 1944 para liberar la capital francesa del yugo nazi, decidimos este año, tras informar a la vice-alcaldesa del Ayuntamiento de París, la Sra Anne Hidalgo, (a su correo eléctronico), de que nos reuniríamos ante la placa del n° 9 frente al Ayuntamiento, placa que honra a la división del Capitán Dronne, o sea la Nueve.
No sólo acudieron españoles descendientes del exilio, de la emigración, sino también españoles de paso por París interesados en la memoria histórica republicana, compañeros del foro por la memoria de Guadalajara, la escritora Enriqueta de La Cruz.
Con varias banderas republicanas españolas nos reunimos a las cuatro de la tarde ante la placa que honra a la Nueve, el heroismo de aquella unidad de republicanos españoles que siguieron combatiendo en territorio francés, (en las colonias de Africa del norte), tras la Retirada, los campos de concentración del Sur de Francia, llevando ya en 1944 ocho terribles años de lucha (1936-1944) por la Libertad. Entre ellos, como lo dice Fermín Pujol en el libro de Evelyn Mesquida (La Nueve), muchos esperaban también seguir la lucha con Leclerc (al que tenían gran respeto y admiración) en España, lo que no se consiguió.
Hoy, conscientes de la importancia del valor de aquellos hombres, recordamos juntos su hazaña y su inmensa abnegación, con la historiadora Evelyn Mesquida, les pusimos flores para agradecerles su generosa lucha, su esperanzada valentía.
Después, a las cinco, mientras iba a empezar el homenaje oficial, con todas las banderas francesas, de todos los regimientos y batallones franceses desplegándose en la tribuna de honor, a lo largo de la fachada del Ayuntamiento de la Villa Luz, se nos juntaron muchas personas preguntando por la bandera roja, amarilla y morada, para saber de qué país era. Al explicar que era la bandera republicana española, la que llevaban en sus vehículos los soldados españoles del General Leclerc, los primeros que entraron en París, algunos se extrañaron, e hicieron la juiciosa pregunta de por qué no estaba en la tribuna. En efecto, quisiéramos saberlo.
Por eso, a pesar de no tener invitación, y con una osadía propia de los de la Nueve o al menos del revolucionario francés Danton, quisimos entrar a lucir nuestra bandera, la de la Nueve, pero no nos dejaron, entonces, muy atrevidos, cantamos con pasión ¡ Ay Carmela !, (o el ejército del Ebro), Si me quieres escribir, la Marsellesa republicana, himno del PSOE de Pablo Iglesias, y estábamos por cantar el Himno de Riego cuando vinieron hombres de negro, con traje y semblante estricto y algún que otro militar con bonito uniforme y quepís, no a dejarnos entrar, qué desilusión (o qué chasco), sino a decir que ¡ vaya escándalo en la vía pública ! ¡ Nos hicieron fotos, a ver si salimos en algún periódico cantando !
Nos quedamos quietecitos de pie fuera y admirativos durante el homenaje conmovedor a tantos hombres y mujeres del pueblo francés, de París, a sus liberadores, a sus héroes, Leclerc, Dronne, Jean Moulin, muchos muchos más. Escuchamos los bonitos poemas de Paul Eluard recitados con emoción, la conmovedora intervención de la joven que ganó este año el Premio (Escolar) Nacional de la Resistencia, y aplaudimos con entusiasmo al ser mencionada por fin este año la Nueve en el homenaje, con Leclerc y Dronne, como se debía. No se puede, en efecto, aceptar que se olvide a la división española de Leclerc, a sus héroes aunque sea un año.
Se cantó el Chant des Partisans, que se aprendió en las escuelas hasta cierta fecha, maravillosos canto y letra de la Resistencia.
Sólo pudimos lamentar que no dejaran entrar a nuestro grupo republicano, lo que no nos extrañó ya que ninguno tenía invitación oficial ( somos poco burocráticos, hay que reconocerlo, habrá que pedirla, por ejemplo a Evelyn Mesquida, o a la vice –alcaldesa de París, si pueden encargarse de que nos las concedan), aunque llevábamos banderas republicanas, y deseábamos honrar a los héroes españoles de la Nueve.
Esperamos que el año que viene, si tampoco pueden acudir los dos supervivientes, Rafael Gómez y Luis Royo, lo que mucho lamentamos, (pero la vida sigue su marcha), den la palabra en la tribuna a Evelyn Mesquida, a Véronique Salou, gran especialista de la historia republicana anarquista y de los campos de concentración, entre otros temas, o, por qué no, a la Sra vice –alcaldesa de París para homenajear a la Nueve, que se admita nuestra bandera republicana española, la de la Nueve, en la tribuna de honor. Al menos que vengan a París historiadores españoles o franceses que los ensalcen y honren como se lo merecen, en París, que no debe olvidarlos, aunque sólo queden dos vivos, que no pudieron acompañarnos, o exactamente, a los que no pudimos acompañar.
Queremos que la bandera republicana hermana de la francesa ondee en la tribuna de honor de la Liberación de París, no es gran osadía, es justa reivindicación. La España republicana, con el presidente Azaña, con sus hombres generosos y esclarecidos, las luces de España, (Don Juan Negrín, gran científico y hombre de Estado clarividente, Luis Companys, presidente de Cataluña, Federico, el gran literato, tantos inolvidables por su actividad cultural o política y su lealtad a la República), era la heredera de los ideales republicanos de la Francia de la Revolución (pero sin la experiencia de varios siglos de lucha).
Gracias al Ayuntamiento de París por haber mencionado este año a la Nueve, a Amado Granell (cuya foto se ha visto, qué buen detalle, pero hubo muchos compañeros más, cuya foto no se vio), gracias a todos, a todas las que nos acompañaron. Como en la famosa Plaza de Grève, del Ayuntamiento de París lo hemos coreado esta tarde :
¡ Viva la Nueve, viva la República !
Gracias a Evelyn, a Enriqueta, a Marcela, a Ángeles, a Sonia, (la de los libros) y a su hija, a Rose-Marie Sánchez, a Maurito, a Pascual, a la Sra Geneviève Putz, hija del comandante Joseph Putz (voluntario de las Brigadas Internacionales), a Juan Bellón, a Jesús Hernández, a Bernardo Castillo, al historiador Julián Vadillo (de Alcalá de Henares, qué alegría), a Miguel Angel Pizarro, de Extremadura ( de Cáceres, de Jandilla, qué suerte), a Antonio Fernández Zapata (con nombre tan revolucionario aunque de Huelva), a su hijo Alejandro, a Tomás Muñoz, (con abuelo republicano de Badajoz), a Mme Floriane Zuniga, (venida de Londres), a Marie- Luz (de Gonesse), a Esther González, de Oviedo (qué suerte), a Violette, cuyo tío Salvador Ejarque fue uno de la Nueve, al historiador Vincent Bieber, gracias a todos los que se interesaron con curioso interés por nuestra bandera, por la que tantos murieron, tantos se fueron al exilio, emblema de los más altos ideales de justicia e igualdad.
Como los constituyentes de 1789, no nos separaremos hasta ver ondear la bandera republicana en la tribuna de honor del Ayuntamiento de París, para honrar a la Nueve, al menos que hagamos una asociación de los republicanos españoles (todos) de París y de sus amigos (todos). Las hay por toda Francia, Alençon, Rennes, Annecy, Limoges, todo el Sur, ¿por qué no en París?
Rose-Marie Serrano, París, 25/8/2011
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