El Padre se llamaba Arturo. Al llegar los fascistas a Santa Cruz, se desviaron hacia Toledo, en vez de seguir hacia Madrid.
Como tardaban en ir a La Torre, el « tío » Arturo, burlando la vigilancia que había sido establecida en los caminos, y diciéndoles a los milicianos que iba a su finca situada en las Vegas, cerca de Santa Cruz, pasó al campo enemigo y les animó a que fueran a La Torre porque había mucho vino para ellos.
Recuerdo que el « tío » Arturo quiso denigrar la República en 1931, recién proclamada por mi hermano y otros concejales, al pasar por la Barrera y acercarse a nosotros, unos niños quienes allí jugábamos, diciéndonos: «¡ Hala, muchachos, ya podéis ir a comer habas, que ya ha venido la República ! ».
Hacia 1934, cuando empezaron a organizarse las derechas para lo que acabaría en sublevación, el pequeño, cuyo nombre no recuerdo, armó un escándalo al oír a las izquierdas cantar la Internacional un 1° de Mayo en una manifestación. De los tres hijos que tenía el tío Arturo, Tomás Domínguez, el mediano, y el pequeño eran antirepublicanos cien por cien y estaban parapetados en julio del 36, dispuestos a disparar si se les presentaba. Como varios otros, fueron detenidos y fusilados.
Hoy todos los fascistas, falangistas y sublevados del pueblo tienen monumentos o panteones, calles (y Colegio) a sus nombres, los hay enterrados en la iglesia, con sus nombres grabados en las lápidas del suelo en la fila central.
Los que se mantuvieron fieles a la República ¿dónde están? ¿Qué fue de los que defendieron la legalidad de un régimen democrático proclamado por unas elecciones libres?
Daniel Serrano Recio, (La Torre, 1920)
París, 7/10/2010
Como tardaban en ir a La Torre, el « tío » Arturo, burlando la vigilancia que había sido establecida en los caminos, y diciéndoles a los milicianos que iba a su finca situada en las Vegas, cerca de Santa Cruz, pasó al campo enemigo y les animó a que fueran a La Torre porque había mucho vino para ellos.
Recuerdo que el « tío » Arturo quiso denigrar la República en 1931, recién proclamada por mi hermano y otros concejales, al pasar por la Barrera y acercarse a nosotros, unos niños quienes allí jugábamos, diciéndonos: «¡ Hala, muchachos, ya podéis ir a comer habas, que ya ha venido la República ! ».
Hacia 1934, cuando empezaron a organizarse las derechas para lo que acabaría en sublevación, el pequeño, cuyo nombre no recuerdo, armó un escándalo al oír a las izquierdas cantar la Internacional un 1° de Mayo en una manifestación. De los tres hijos que tenía el tío Arturo, Tomás Domínguez, el mediano, y el pequeño eran antirepublicanos cien por cien y estaban parapetados en julio del 36, dispuestos a disparar si se les presentaba. Como varios otros, fueron detenidos y fusilados.
Hoy todos los fascistas, falangistas y sublevados del pueblo tienen monumentos o panteones, calles (y Colegio) a sus nombres, los hay enterrados en la iglesia, con sus nombres grabados en las lápidas del suelo en la fila central.
Los que se mantuvieron fieles a la República ¿dónde están? ¿Qué fue de los que defendieron la legalidad de un régimen democrático proclamado por unas elecciones libres?
Daniel Serrano Recio, (La Torre, 1920)
París, 7/10/2010
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