Carta desde París de Daniel Serrano Recio a sus
bisnietecitos españoles.
Queridos bisnietecitos y
bisnietecitas,
Ya tengo 95 años, pronto
cumpliré los 96. Espero que vosotros, algunos recién nacidos, lleguéis a ellos.
Os escribo desde París porque no pienso poder viajar a vuestras tierras, antaño
también mías, ni que podáis venir acá por vuestra tierna edad, aunque en septiembre, audaz y valiente, Almudena Cros, presidenta de la
AABI, vino a la fiesta de
l’Humanité con su hijito de 9 mesecitos, Maxito, un niñito sonriente de ojitos
azules al que adopté como nietecito mío también. Fue un rayito de sol español.
Hace poco, removiendo fotos viejas, encontré la que nos sacó en el Monte
Alamín, a finales de los años 50
años (o en 1960, no recuerdo bien) a mí y a vuestra abuela (de unos trece
años), el hermano francés de vuestra bisabuela francesa.
Vosotros también
hubieráis podido nacer en Francia, como vuestros padres. Un día reflexionaréis
sobre este hecho: de España han tenido que salir, como siguen saliendo muchas
personas de su tierra, muchos, muchísimos
españoles, incluidos
vuestros abuelos.
Yo me vine a Francia en
1963, con vuestra bisabuela francesa, pues, y vuestra abuela, una de mis dos
hijas. Vuestra abuela regresó a España casada con un vallisoletano. Por eso
habéis nacido allí dos de vosotros y otros dos en Canarias.
Las tierras de mis
padres y hermano Eudaldo, teniente alcalde socialista fusilado en 1941 por
haber defendido la República, un día espero que sean vuestras y vayáis a verlas
y sacar frutos de ellas, como los sacamos muchos años. Dieron provecho y vida a
varias generaciones de torreños. Se ve nuestra era en la película No
darse por vencido, en la que
se me ve ante la tumba de mis padres, en la Almudena, aquí en Francia. Espero
veáis esa película cuando seáis mayores. Se empeñó mi hija menor, hermana de
vuestra abuela, en que se hiciera
una y ésa no salió nada mal. Un día se podrá tal vez echar en vuestras islas
Canarias, en Madrid (ya se echó en Valladolid) y …en Toledo, en la Torre de Esteban Hambrán, cuando
cambie España y se hable más y con
orgullo de los republicanos españoles, cuando la avenida del Rey Juan Carlos
sea reemplazada en Madrid por la de don Manuel Azaña y el Valle de los Caídos
sea un Memorial antifascista y un
museo de la Memoria republicana, como piden cada año, por el 22 de
noviembre, el Foro por la Memoria
de la Comunidad de Madrid y el de la Sierra de Guadarrama.
La foto en la que estoy
labrando una tierra en el monte Alamín hacia 1959, mientras vuestra abuela
estaba sentada en el suelo mirando y esperando a que acabara,
me recuerda aquella época difícil de nuestra vida en la que poca
esperanza teníamos de superar nuestra condición de represaliados y de parias en nuestro propio país. En la
tapia del cementerio del Este de Madrid habían sido fusilados varios torreños y
mi hermano, con el que hubiéramos hecho prosperar la hacienda de
nuestros padres. Solo me era más difícil y además los sesenta eran años de
emigración a toda Europa, la Europa que venció al nazismo pero dejó a Franco en
su sitio.
Ahora en Valladolid me
dicen que siguen los nombres de fascistas en las calles y monumentos, en las
fachadas de muchas viviendas persiste el atroz símbolo de la Falange, a pesar
de la Ley de Memoria. Me dicen también que hay una calle a Miguel Hernández, el
poeta comunista de la República en vuestra ciudad y otra a Federico García
Lorca en Palma de Gran Canaria y un hospital lleva allí el nombre del
presidente del gobierno de la República, don Juan Negrín, al que ponemos flores tricolores aquí
de vez en cuando en el Père-Lachaise, cementerio que ya visitaréis de mayores.
Muchas asociaciones de
la Memoria republicana trabajan con ahínco y firmeza para conseguir que no se
olvide a los republicanos que lucharon por la democracia y la libertad y fueron
asesinados por nuestro enemigo
Franco y sus secuaces, entre ellos la
criminal Falange.
Espero que tengáis un
buen solsticio de invierno, que ya se va aproximando, se siente ya el frío
invernal por estas tierras parisinas, se sentirá también por la Torre de
Esteban Hambrán y por el Monte Alamín, del que quisiera tener noticias, como de
las tierras de mi padre y Eudaldo, que tanto luchó por la Reforma Agraria, la
que queda por hacer en España, y que seguro vosotros vais a conocer algún día,
como conoceréis, no lo dudo, la Tercera República.
Así lo espera desde
París
Daniel Serrano Recio,
vuestro bisabuelo toledano.
París, 14 de octubre de
2015
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